Varios países de América Latina están pasando por diversas crisis
políticas que inciden directamente en la vida pública de cada nación, en sus economías
internas y en las instituciones tutelares de gobierno.
Argentina, Venezuela, Ecuador, Colombia, México y Perú probablemente sean los casos más
notorios, donde a diario se ven por los medios de comunicación, marchas de protestas,
toma de locales públicos, huelgas de hambre, violencia callejera, destrucción de la
propiedad privada, enfrentamientos con las fuerzas del orden y discrepancias entre los
grupos políticos por imponer cada uno "su verdad".
Paradójicamente, estas naciones viven desde hace algunos años agudas recesiones
económicas que se traducen en contracciones de la demanda interna, altos índices de
inflación, aumento del desempleo e incremento de la pobreza. En el caso peruano, se vive
una deflación por falta de capacidad adquisitiva de la población.
Ante este panorama, el periodismo latinoamericano juega un rol muy importante en los
profundos cambios sociales que diariamente viven millones de personas en esa parte del
hemisferio occidental.
El complot contra el presidente venezolano Hugo Chávez, la desestabilización que trajo
consigo el llamado "corralito" en Argentina, el financiamiento de la campaña
política de algunos candidatos por parte del narcotráfico en Colombia y la corrupción
del anterior gobierno del PRI en México, están involucrando a más personas que la
justicia aún no determina quiénes son porque todavía hay un proceso de investigación.
Por ejemplo, el descubrimiento de cuentas bancarias secretas en el exterior del ex
presidente peruano, ahora ciudadano japonés, Alberto Fujimori, y de su ex su asesor
Vladimiro Montesinos Torres tiene varias lecturas. Ello trae consigo el viejo tema de la
ética en el periodismo.
Tanto Fujimori como Montesinos, están vinculados a una red internacional de corrupción
que alcanza a ciudadanos de diversas naciones de América, Europa y del propio Japón,
país donde reside el ex mandatario peruano.
Sin embargo, como la red de corrupción involucró a funcionarios y servidores peruanos de
todos los estratos sociales, en algunos medios de comunicación, los periodistas escriben
o comentan epítetos como: "El general Fulano es un corrupto", "Sutano
recibió US$ 20,000", "Fulanito de tal irá a la cárcel", entre otras
frases.
Cuando algún periodista escribe o dice algo similar, debe pensar primero si las
investigaciones ya concluyeron o si hay un proceso judicial antes de difundir la noticia
por muy exclusiva que sea.
Es cierto que hay gente corrupta, pero también es real que mientras no se concluyan las
investigaciones, no se puede aseverar nada. El respeto a las personas es fundamental para
un trabajo serio. (sigue)
|